Otro mes que ha pasado casi sin darme cuenta. Llevo tres meses en los que no me ha dado tiempo a nada… o me ha dado para mucho, según se mire. El tiempo se me va de las manos y, poco a poco, creo que va llegando el momento. El momento en el que no sabré qué tengo que hacer. Esto se acaba, pero empieza otra etapa. Y ahí está el miedo, la incertidumbre y el vértigo mirándome a los ojos. Pero también hay algo parecido a la ilusión y muchos nervios. La incertidumbre, a veces, también es buena.
Aunque ahora sólo quiero calma…
«Abril florecía
frente a mi ventana.
Entre los jazmines
y las rosas blancas…»